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Importancia de proteger nuestros ojos frente a los rayos UV

¿Cómo daña el Sol al ojo humano?
La exposición de la retina a la intensa luz solar produce daños muy importantes en los dos tipos de células sensibles a la luz de nuestros globos oculares: los conos y los bastones.

La luz desencadena una serie de reacciones químicas complejas en las células que conllevan en algunos casos la pérdida de capacidad para responder a estímulos visuales y en otros la completa destrucción de dichas células. El resultado es la pérdida de visión temporal o permanente, dependiendo del tiempo e intensidad de la luz a la que haya estado expuesto el ojo. Por otra parte, cuando una persona mira repetidamente y durante mucho tiempo al Sol sin la protección adecuada, los daños fotoquímicos que se producen en la retina están también acompañados por lesiones termales. El alto nivel de radiación visible e cercana al infrarrojo quema literalmente los tejidos expuestos, destrozando por completo los conos y los bastones y creando zonas ciegas en el ojo. Este daño a la visión es significativo, ya que tiene lugar sin que sintamos daño alguno, pues no existen receptores de dolor en la retina, de forma que hasta varias horas después no percibimos los efectos visuales causados por la exposición al Sol. Un dato que hemos de tener en cuenta es que en caso de no emplear los medios apropiados para la observación del Sol el daño que se produciría en nuestro sistema ocular es perpetuo y completamente irreversible. Desgraciadamente, en muchos lugares del mundo en los que no se ha informado correctamente acerca de los riesgos que entraña la observación de eclipses solares sin la protección adecuada se han producido casos de ceguera permanente. De esta forma, es importante hacer especial hincapié en estas medidas de seguridad que nos permitirán disfrutar de este fenómeno natural sin posteriormente tener que sufrir consecuencias no deseadas.